La historia de los jareditas, tomada de las veinticuatro planchas que encontró el pueblo de Limhi en la época del rey Mosíah.

CAPÍTULO 1


Moroni compendia los escritos de Éter—Se declara la genealogía de Éter—No se confunde el lenguaje de los jareditas en la Torre de Babel—El Señor promete conducirlos a una tierra escogida y hacer de ellos una gran nación.

1 Y ahora yo, aMoroni, procedo a hacer una relación de esos antiguos habitantes que fueron destruidos por la bmano del Señor sobre la superficie de este país del norte.

2 Y tomo mi relación de las aveinticuatro planchas que encontró el pueblo de Limhi; y se llama el Libro de Éter.

3 Y como supongo que la primera parte de esta narración —que habla concerniente a la creación del mundo, y también de Adán, y una relación desde esa época aun hasta la gran atorre, y cuantas cosas acontecieron entre los hijos de los hombres hasta ese tiempo— se halla entre los judíos,

4 no escribo, pues, esas cosas que ocurrieron desde los días de aAdán hasta esa época; pero se hallan sobre las planchas, y el que las encuentre estará facultado para obtener la historia completa.

5 Mas he aquí, no hago la relación completa, sino una parte de la narración, desde la torre hasta la época en que fueron destruidos.

6 Y de esta manera hago la relación: El que escribió estos anales fue aÉter, y él era descendiente de Coriantor.

7 Coriantor era hijo de Morón;
8 y Morón era hijo de Etem;
9 y Etem era hijo de Ahah;
10 y Ahah era hijo de Set;
11 y Set era hijo de Shiblón;
12 y Shiblón era hijo de Com;
13 y Com era hijo de Coriántum;
14 y Coriántum era hijo de Amnigadda;
15 y Amnigadda era hijo de Aarón;
16 y Aarón era descendiente de Het, que era hijo de Heartom;
17 y Heartom era hijo de Lib;
18 y Lib era hijo de Kish;
19 y Kish era hijo de Corom;
20 y Corom era hijo de Leví;
21 y Leví era hijo de Kim;
22 y Kim era hijo de Moriantón;
23 y Moriantón era descendiente de Riplákish;
24 y Riplákish era hijo de Shez;
25 y Shez era hijo de Het;
26 y Het era hijo de Com;
27 y Com era hijo de Coriántum;
28 y Coriántum era hijo de Emer;
29 y Emer era hijo de Omer;
30 y Omer era hijo de Shule;
31 y Shule era hijo de Kib;

32 y Kib era hijo de Oríah, que era hijo de Jared.

33 Y dicho aJared vino de la gran torre con su hermano y sus familias, y con algunos otros y sus familias, en la época en que el Señor bconfundió el lenguaje del pueblo, y juró en su ira que serían dispersados por toda la csuperficie de la tierra; y conforme a la palabra del Señor fue dispersada la gente.

34 Y como el ahermano de Jared era un hombre grande y dotado de mucha fuerza, y altamente favorecido del Señor, Jared, su hermano, le dijo: Suplica al Señor que no nos confunda de modo que no entendamos nuestras palabras.

35 Y sucedió que el hermano de Jared suplicó al Señor, y el Señor se compadeció de Jared; por tanto, no confundió el lenguaje de Jared; y Jared y su hermano no fueron confundidos.

36 Entonces Jared dijo a su hermano: Suplica de nuevo al Señor, pues tal vez aparte su ira de aquellos que son nuestros amigos, para que no confunda su lenguaje.

37 Y ocurrió que el hermano de Jared suplicó al Señor, y el Señor tuvo compasión de sus amigos y de las familias de ellos también, y no fueron confundidos.

38 Y aconteció que Jared habló otra vez a su hermano, diciendo: Ve y pregunta al Señor si nos va a echar de esta tierra, y si nos va a echar de la tierra, suplícale que nos indique a dónde hemos de ir. ¿Y quién sabe si el Señor no nos llevará a una región que sea la más afavorecida de toda la tierra? Y si así fuere, seámosle fieles al Señor, a fin de que la recibamos por herencia nuestra.

39 Y sucedió que el hermano de Jared suplicó al Señor conforme a lo dicho por boca de Jared.

40 Y ocurrió que el Señor escuchó al hermano de Jared, y se compadeció de él, y le dijo:

41 Ve y recoge tus rebaños, macho y hembra de cada especie, y también de las semillas de la tierra, de toda clase; y tus afamilias; y también tu hermano Jared y su familia; y también tus bamigos y sus familias, y los amigos de Jared y sus familias.

42 Y cuando hayas hecho esto, airás a la cabeza de ellos al valle que está al norte. Y allí te encontraré, e iré bdelante de ti a una región que es cfavorecida sobre todas las regiones de la tierra.

43 Y allí os bendeciré a ti y a tus descendientes; y de tu posteridad, y de la posteridad de tu hermano, y de los que irán contigo, levantaré para mí una nación grande. Y no habrá sobre toda la superficie de la tierra nación mayor que la que yo levantaré para mí de tu posteridad. Y así obraré contigo, porque me has suplicado todo este largo tiempo.

CAPÍTULO 2


Los jareditas se preparan para su viaje a una tierra prometida—Es una tierra escogida en la cual los hombres deben servir a Cristo o, de lo contrario, serán exterminados—El Señor habla al hermano de Jared durante tres horas—Los jareditas construyen barcos—El Señor le indica al hermano de Jared que proponga la manera de iluminar los barcos.

1 Y sucedió que Jared y su hermano, y sus familias, y también los amigos de Jared y de su hermano, y sus familias, descendieron al valle que se hallaba al norte (y el nombre del valle era aNimrod, nombre tomado del gran cazador), junto con sus rebaños que habían recogido, macho y hembra de toda especie.

2 Y también tendieron trampas para coger aves del cielo; y prepararon una vasija en la que llevaron consigo los peces de las aguas.

3 Y también llevaron con ellos deseret, que interpretado significa abeja obrera; y así llevaron consigo enjambres de abejas, y toda variedad de cuanto había sobre la faz de la tierra, semillas de todas clases.

4 Y sucedió que cuando hubieron llegado al valle de Nimrod, descendió el Señor y habló con el hermano de Jared; y estaba en una anube, y el hermano de Jared no lo vio.

5 Y ocurrió que el Señor les mandó que salieran para el desierto; sí, a aquella parte donde ningún hombre jamás había estado. Y sucedió que el Señor fue delante de ellos, y les habló mientras estaba en una anube, y les dio instrucciones por dónde habían de viajar.

6 Y aconteció que viajaron por el desierto, y construyeron barcos, en los cuales atravesaron muchas aguas, y la mano del Señor los guiaba continuamente.

7 Y no quiso el Señor permitir que se detuvieran del otro lado del mar, en el desierto, sino dispuso que avanzaran hasta llegar a la atierra de promisión, que era una tierra escogida sobre todas las demás, la cual el Señor Dios había preservado para un pueblo justo.

8 Y había jurado en su ira al hermano de Jared que quienes poseyeran esta tierra de promisión, desde entonces y para siempre, deberían aservirlo a él, el verdadero y único Dios, o serían bexterminados cuando cayera sobre ellos la plenitud de su ira.

9 Y así podemos ver los decretos de Dios concernientes a esta tierra: Que es una tierra de promisión; y cualquier nación que la posea servirá a Dios, o será exterminada cuando la plenitud de su ira caiga sobre ella. Y la plenitud de su ira descenderá sobre ella cuando haya madurado en la iniquidad.

10 Porque he aquí, ésta es una tierra escogida sobre todas las demás; por tanto, aquel que la posea servirá a Dios o será exterminado, porque es el eterno decreto de Dios. Y no es sino hasta cuando llega al acolmo la iniquidad entre los hijos de la tierra, que son bexterminados.

11 Y esto viene a vosotros, oh agentiles, para que conozcáis los decretos de Dios, para que os arrepintáis y no continuéis en vuestras iniquidades hasta llegar al colmo, para que no hagáis venir sobre vosotros la plenitud de la ira de Dios, como lo han hecho hasta ahora los habitantes de la tierra.

12 He aquí, ésta es una tierra escogida, y cualquier nación que la posea se verá alibre de la esclavitud, y del cautiverio, y de todas las otras naciones debajo del cielo, si tan sólo bsirve al Dios de la tierra, que es Jesucristo, el cual ha sido manifestado por las cosas que hemos escrito.

13 Y ahora prosigo mi narración; porque he aquí, aconteció que el Señor condujo a Jared y a sus hermanos hasta ese gran mar que separa las tierras. Y al llegar al mar, plantaron sus tiendas; y dieron al paraje el nombre de Moriáncumer; y vivían en tiendas; y vivieron en tiendas a la orilla del mar por el término de cuatro años.

14 Y aconteció que a la conclusión de los cuatro años, el Señor vino otra vez al hermano de Jared, y estaba en una nube, y habló con él. Y por el espacio de tres horas habló el Señor con el hermano de Jared, y lo areprendió porque no se había acordado de binvocar el nombre del Señor.

15 Y el hermano de Jared se arrepintió del mal que había cometido, e invocó el nombre del Señor a favor de sus hermanos que estaban con él. Y el Señor le dijo: Os perdonaré vuestros pecados a ti y a tus hermanos; pero no pecaréis más, porque debéis recordar que mi aEspíritu no siempre bluchará con el hombre; por tanto, si pecáis hasta llegar al colmo, seréis desechados de la presencia del Señor. Y éstos son mis pensamientos tocante a la tierra que os daré por herencia; porque será una tierra cescogida sobre todas las demás.

16 Y dijo el Señor: Poneos a trabajar y construid barcos a semejanza de los que hasta ahora habéis hecho. Y sucedió que el hermano de Jared se puso a trabajar, y sus hermanos también, y construyeron barcos a la manera de los que habían hecho antes, de acuerdo con las ainstrucciones del Señor. Y eran pequeños, y eran ligeros sobre las aguas, así como la ligereza de un ave sobre el agua.

17 Y se construyeron de una manera sumamente aajustada, de modo que podían contener agua como un vaso; y el fondo estaba ajustado como un vaso, y los costados estaban ajustados de la misma manera; y los extremos terminaban en punta; y también la cubierta estaba ajustada como un vaso; y su longitud era la de un árbol; y la puerta, al cerrarse, quedaba ajustada a semejanza de un vaso.

18 Y sucedió que el hermano de Jared clamó al Señor, diciendo: ¡Oh Señor!, he efectuado la obra que me has mandado, y he construido los barcos según tú me has dirigido.

19 Y he aquí, oh Señor, no hay luz en ellos; ¿a dónde nos hemos de dirigir? Y también pereceremos, porque en ellos no podremos respirar sino el aire que contengan; por consiguiente, pereceremos.

20 Y el Señor dijo al hermano de Jared: He aquí, harás una abertura en la cubierta, y también en el fondo; y cuando te falte aire, destaparás la abertura y recibirás aire. Y si sucede que os entra el agua, he aquí, cerrarás la abertura para que no perezcáis en el mar.

21 Y ocurrió que el hermano de Jared así lo hizo, según lo que el Señor le había mandado.

22 Y clamó de nuevo al Señor, diciendo: He aquí, oh Señor, he obrado según me lo has mandado; y he preparado los barcos para mi pueblo, y he aquí, no hay luz en ellos. ¿Vas a permitir, oh Señor, que crucemos estas grandes aguas en la obscuridad?

23 Y el Señor dijo al hermano de Jared: ¿Qué quieres que yo haga para que tengáis luz en vuestros barcos? Porque he aquí, no podéis tener ventanas, pues serían hechas pedazos; ni llevaréis fuego con vosotros, porque no os dirigiréis por la luz del fuego.

24 Pues he aquí, seréis como una ballena en medio del mar; porque las inmensas olas estallarán contra vosotros. No obstante, yo os sacaré otra vez de las profundidades del mar; porque de mi boca han salido los avientos, y también he enviado yo las blluvias y los diluvios.

25 Y he aquí, yo os preparo contra todas estas cosas; porque no podéis atravesar este gran mar, a menos que yo os prepare contra las olas del mar, y los vientos que han salido, y los diluvios que vendrán. Por tanto, ¿qué deseas que prepare para vosotros, a fin de que tengáis luz cuando seáis sumergidos en las profundidades del mar?


CAPÍTULO 3


El hermano de Jared ve el dedo del Señor al tocar Éste las dieciséis piedras—Cristo le muestra el cuerpo de su espíritu al hermano de Jared—Es imposible impedir que penetren el velo aquellos que poseen un conocimiento perfecto—Se proporcionan intérpretes para que puedan salir a luz los anales de los jareditas.

1 Y sucedió que el hermano de Jared (y era ocho el número de los barcos que habían sido preparados) subió al monte que llamaban el monte de Shelem, a causa de su extremada altura, y de una roca fundió dieciséis piedras pequeñas; y eran blancas y diáfanas, como cristal transparente; y las llevó en sus manos a la cima del monte, y nuevamente clamó al Señor, diciendo:

2 ¡Oh Señor, has dicho que hemos de estar rodeados por las olas! Y ahora, he aquí, oh Señor, no te enojes con tu siervo a causa de su debilidad delante de ti; porque sabemos que tú eres santo y habitas en los cielos, y que somos indignos delante de ti; por causa de la acaída nuestra bnaturaleza se ha tornado mala continuamente; no obstante, oh Señor, tú nos has dado el mandamiento de invocarte, para que recibamos de ti según nuestros deseos.

3 He aquí, oh Señor, tú nos has castigado por causa de nuestra iniquidad; y nos has echado, y durante estos muchos años hemos estado en el desierto; no obstante, has sido amisericordioso para con nosotros. ¡Oh Señor!, ten piedad de mí, y aparta tu ira de este tu pueblo, y no permitas que atraviese este furioso abismo en la obscuridad; sino mira estas cosas que he fundido de la roca.

4 Y sé, oh Señor, que tú tienes todo apoder, y que puedes hacer cuanto quieras para el beneficio del hombre. Por tanto, toca estas piedras con tu dedo, oh Señor, y disponlas para que brillen en la obscuridad; y nos iluminarán en los barcos que hemos preparado, para que tengamos luz mientras atravesemos el mar.

5 He aquí, oh Señor, tú puedes hacer esto. Sabemos que puedes manifestar gran poder, que aparece pequeño al entendimiento de los hombres.

6 Y sucedió que cuando el hermano de Jared hubo dicho estas palabras, he aquí, el aSeñor extendió su mano y tocó las piedras, una por una, con su dedo. Y fue quitado el bvelo de ante los ojos del hermano de Jared, y vio el dedo del Señor; y era como el dedo de un hombre, a semejanza de carne y sangre; y el hermano de Jared cayó delante del Señor, porque fue herido de temor.

7 Y el Señor vio que el hermano de Jared había caído al suelo, y le dijo el Señor: Levántate, ¿por qué has caído?

8 Y dijo al Señor: Vi el dedo del Señor, y tuve miedo de que me hiriese; porque no sabía que el Señor tuviese carne y sangre.

9 Y el Señor le dijo: A causa de tu fe has visto que tomaré sobre mí acarne y sangre; y jamás ha venido a mí hombre alguno con tan grande fe como la que tú tienes; porque de no haber sido así, no hubieras podido ver mi dedo. ¿Viste más que esto?

10 Y él contestó: No; Señor, muéstrate a mí.

11 Y le dijo el Señor: ¿Creerás las palabras que hablaré?

12 Y él le respondió: Sí, Señor, sé que hablas la verdad, porque eres un Dios de verdad, y ano puedes mentir.

13 Y cuando hubo dicho estas palabras, he aquí, el Señor se le amostró, y dijo: bPorque sabes estas cosas, eres redimido de la caída; por tanto, eres traído de nuevo a mi presencia; por consiguiente yo me cmanifiesto a ti.

14 He aquí, yo soy el que fue preparado desde la fundación del mundo para aredimir a mi pueblo. He aquí, soy Jesucristo. Soy el bPadre y el Hijo. En mí todo el género humano tendrá cvida, y la tendrá eternamente, sí, aun cuantos crean en mi nombre; y llegarán a ser mis dhijos y mis hijas.

15 Y nunca me he mostrado al hombre a quien he creado, porque jamás ha acreído en mí el hombre como tú lo has hecho. ¿Ves que eres creado a mi propia bimagen? Sí, en el principio todos los hombres fueron creados a mi propia imagen.

16 He aquí, este cuerpo que ves ahora es el cuerpo de mi aespíritu; y he creado al hombre a semejanza del cuerpo de mi espíritu; y así como me aparezco a ti en el espíritu, apareceré a mi pueblo en la carne.

17 Y ahora bien, dado que yo, Moroni, dije que no podía hacer una relación completa de estas cosas que están escritas, bástame, por tanto, decir que Jesús se mostró a este hombre en el espíritu, según la manera y a semejanza del mismo cuerpo con que se amostró a los nefitas.

18 Y ejerció su ministerio por él, tal como ministró a los nefitas; y todo esto para que este hombre supiera que era Dios, por causa de las muchas grandes obras que el Señor le había mostrado.

19 Y debido al conocimiento de este hombre, no se le pudo impedir que viera dentro del avelo; y vio el dedo de Jesús, y cuando vio, cayó de temor, porque sabía que era el dedo del Señor; y para él dejó de ser fe, porque supo sin ninguna duda.

20 Por lo que, teniendo este conocimiento perfecto de Dios, fue imposible aimpedirle ver dentro del velo; por tanto, vio a Jesús, y él le ministró.

21 Y sucedió que el Señor dijo al hermano de Jared: He aquí, no permitirás que vayan al mundo estas cosas que has visto y oído, sino hasta que llegue el atiempo en que he de glorificar mi nombre en la carne; de modo que guardarás las cosas que has visto y oído, y no las manifestarás a ningún hombre.

22 Y he aquí, cuando vengas a mí, las escribirás y las sellarás a fin de que nadie pueda interpretarlas; porque las escribirás en un lenguaje que no se podrá leer.

23 Y he aquí, te daré estas ados piedras, y también las sellarás junto con las cosas que escribas.

24 Porque he aquí, he confundido el idioma que escribirás; por tanto, haré que en mi propio y debido tiempo estas piedras clarifiquen a los ojos de los hombres las cosas que tú escribirás.

25 Y cuando el Señor hubo hablado estas palabras, mostró al hermano de Jared atodos los habitantes de la tierra que había habido, y también todos los que había de haber; y no los ocultó de su vista, aun hasta los cabos de la tierra.

26 Porque le había dicho anteriormente que asi bcreía en él y en que podía mostrarle ctodas las cosas, éstas le serían manifestadas; por tanto, el Señor no podía ocultarle nada, porque sabía que el Señor podía mostrarle todas las cosas.

27 Y el Señor le dijo: Escribe estas cosas y aséllalas; y en mi propio y debido tiempo las mostraré a los hijos de los hombres.

28 Y sucedió que el Señor le mandó que sellara las dos apiedras que había recibido, y que no las mostrara sino hasta que el Señor las manifestase a los hijos de los hombres.


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CAPÍTULO 4


Se le manda a Moroni sellar los escritos del hermano de Jared—No serán revelados sino hasta que los hombres tengan fe aun como la del hermano de Jared—Cristo manda a los hombres creer en sus palabras y en las de sus discípulos—Se da a los hombres el mandamiento de arrepentirse, creer en el evangelio y ser salvos.

1 Y el Señor mandó al hermano de Jared que descendiera del monte, de la presencia del Señor, y aescribiera las cosas que había visto; y fue prohibido que se dieran a los hijos de los hombres, sino bhasta después que él fuese levantado sobre la cruz; y por esta causa las guardó el rey Mosíah, para que no llegasen al mundo sino hasta después que Cristo se manifestara a su pueblo.
2 Y después que Cristo verdaderamente se hubo manifestado a su pueblo, él mandó que se dieran a conocer.
3 Y ahora bien, después de esto, todos han degenerado en la incredulidad; y no queda nadie sino los lamanitas, y éstos han desechado el evangelio de Cristo; por tanto, se me manda que las aoculte otra vez en la tierra.
4 He aquí, he escrito sobre estas planchas las mismas cosas que vio el hermano de Jared; y jamás se manifestaron cosas mayores que las que le fueron mostradas al hermano de Jared.
5 Por tanto, el Señor me ha mandado que las escriba; y las he escrito. Y me mandó que las asellara; y también me ha mandado que selle su interpretación; así que he sellado los bintérpretes, de acuerdo con el mandamiento del Señor.
6 Porque el Señor me dijo: No irán a los gentiles sino hasta el día en que se arrepientan de su iniquidad, y se vuelvan puros ante el Señor.
7 Y el día en que ejerzan la fe en mí, dice el Señor, así como lo hizo el hermano de Jared, para que se asantifiquen en mí, entonces les manifestaré las cosas que vio el hermano de Jared, aun hasta desplegar ante ellos todas mis revelaciones, dice Jesucristo, el Hijo de Dios, el bPadre de los cielos y de la tierra, y de todas las cosas que en ellos hay.
8 Y el que acontienda contra la palabra del Señor, maldito sea; y el que bniegue estas cosas, maldito sea; porque a éstos no mostraré cosas cmayores, dice Jesucristo; porque yo soy el que habla.
9 Y por mi mandato se abren y se acierran los cielos; y por mi palabra temblará la btierra; y por mi mandato sus habitantes pasarán, como si fuera por fuego.
10 Y el que no cree mis palabras no cree a mis discípulos; y si es que yo no hablo, juzgad vosotros; porque en el apostrer día sabréis que yo soy el que habla.
11 Pero al que acrea estas cosas que he hablado, yo lo visitaré con las manifestaciones de mi Espíritu, y sabrá y dará testimonio. Porque por mi Espíritu bsabrá que estas cosas son cverdaderas; porque persuade a los hombres a hacer lo bueno.
12 Y cualquier cosa que persuada a los hombres a hacer lo bueno viene de mí; porque el abien de nadie procede, sino de mí. Yo soy el mismo que conduce a los hombres a todo lo bueno; el que bno crea mis palabras, tampoco me creerá a mí: que yo soy; y aquel que no me crea, no creerá al Padre que me envió. Pues he aquí, yo soy el Padre, yo soy la cluz, y la dvida, y la verdad del mundo.
13 ¡aVenid a mí, oh gentiles, y os mostraré las cosas mayores, el conocimiento que se ha ocultado a causa de la incredulidad!
14 ¡Venid a mí, oh casa de Israel, y os será amanifestado cuán grandes cosas el Padre ha reservado para vosotros desde la fundación del mundo; y no han llegado a vosotros por motivo de la incredulidad!
15 He aquí, cuando rasguéis ese velo de incredulidad que os hace permanecer en vuestro espantoso estado de iniquidad, y dureza de corazón, y ceguedad de mente, entonces las cosas grandes y maravillosas que han estado aocultas de vosotros desde el principio del mundo, sí, cuando invoquéis al Padre en mi nombre, con un corazón quebrantado y un espíritu contrito, entonces sabréis que el Padre se ha acordado del convenio que hizo con vuestros padres, oh casa de Israel.
16 Entonces serán manifestadas a los ojos de todo el pueblo mis arevelaciones que he hecho que sean escritas por mi siervo Juan. Acordaos, cuando veáis estas cosas, sabréis que el tiempo está cerca en que efectivamente serán manifestadas.
17 Por tanto, acuando recibáis esta historia, sabréis que la obra del Padre ha empezado sobre toda la faz de la tierra.
18 aArrepentíos, pues, todos vosotros los extremos de la tierra, y venid a mí, y creed en mi evangelio y sed bbautizados en mi nombre; porque el que crea y sea bautizado, será salvo; mas el que no crea, será condenado; y las cseñales seguirán a los que crean en mi nombre.
19 Y bendito es aquel que sea hallado afiel a mi nombre en el postrer día, porque será enaltecido para morar en el reino preparado para él bdesde la fundación del mundo. Y he aquí, yo soy quien lo ha hablado. Amén.
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CAPÍTULO 5


Tres testigos y la obra misma constituirán un testimonio de la veracidad del Libro de Mormón.
1 Y yo, Moroni, he escrito las palabras que se me mandaron, según mi memoria; y te he dicho las cosas que he asellado; por tanto, no las toques con el fin de traducirlas; porque esto te está prohibido, a menos que en lo futuro Dios lo juzgue prudente.
2 Y he aquí, tal vez tengas el privilegio de mostrar las planchas a aaquellos que ayudarán a sacar a luz esta obra;
3 y por el poder de Dios se mostrarán a atres; por tanto, bsabrán con certeza que estas cosas son cverdaderas.
4 Y en boca de tres atestigos se establecerán estas cosas; y el testimonio de tres, y esta obra, en la cual se mostrará el poder de Dios y también su palabra, de la cual el Padre, y el Hijo, y el Espíritu Santo dan testimonio; y todo esto se levantará como testimonio contra el mundo en el postrer día.
5 Y si es que se arrepienten y avienen al Padre en el nombre de Jesús, serán recibidos en el reino de Dios.
6 Y ahora bien, si es que no tengo autoridad para estas cosas, juzgad vosotros; porque sabréis que tengo autoridad cuando me veáis, y comparezcamos delante de Dios en el postrer día. Amén.
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CAPÍTULO 6


Los vientos impelen los barcos jareditas a la tierra prometida—El pueblo alaba al Señor por su bondad—Oríah es nombrado rey—Mueren Jared y su hermano.

1 Y ahora yo, Moroni, procedo a dar la historia de Jared y su hermano.

2 Porque sucedió que después que el Señor hubo preparado las apiedras que el hermano de Jared había llevado al monte, el hermano de Jared descendió del monte, y colocó las piedras en los barcos que se habían preparado, una en cada extremo; y he aquí, dieron luz a los barcos.

3 Y así hizo el Señor que las piedras brillaran en las tinieblas para dar luz a los hombres, mujeres y niños, a fin de que no atravesaran las grandes aguas en la obscuridad.

4 Y sucedió que cuando hubieron preparado todo género de alimentos, para que con ellos pudieran subsistir sobre las aguas, así como alimentos para sus rebaños y hatos, y cualquier bestia o animal o ave que llevasen consigo, he aquí, cuando hubieron hecho todas estas cosas, entraron en sus naves o barcos y se hicieron a la mar, encomendándose al Señor su Dios.

5 Y ocurrió que el Señor Dios hizo que soplara un viento afurioso sobre la superficie de las aguas, hacia la tierra prometida; y así fueron echados de un lado a otro por el viento sobre las olas del mar.

6 Y aconteció que muchas veces fueron sepultados en las profundidades del mar, a causa de las gigantescas olas que rompían sobre ellos, y también por las grandes y terribles tempestades causadas por la fuerza del viento.

7 Y sucedía que, cuando eran sepultados en el abismo, no había agua que los dañara, pues sus barcos estaban aajustados como un bvaso, y también estaban ajustados como el carca de Noé; por tanto, cuando los envolvían las muchas aguas, imploraban al Señor, y él los sacaba otra vez a la superficie de las aguas.

8 Y ocurrió que el viento no dejó de soplar hacia la tierra prometida mientras estuvieron sobre las aguas; y de este modo fueron impelidos ante el viento.

9 Y le acantaban alabanzas al Señor; sí, el hermano de Jared le cantaba alabanzas al Señor, y le daba bgracias y loor todo el día; y cuando llegaba la noche, no cesaban de alabar al Señor.

10 Y así fueron impulsados hacia adelante; y ningún monstruo del mar podía despedazarlos, ni ballena alguna podía hacerles daño; y tenían luz continuamente, así cuando se hallaban encima del agua como cuando estaban debajo de ella.

11 Y de este modo fueron impelidos sobre las aguas por trescientos cuarenta y cuatro días.

12 Y desembarcaron en las playas de la tierra prometida. Y al pisar sus pies las playas de la tierra prometida, se postraron sobre la faz de la tierra y se humillaron ante el Señor, y vertieron lágrimas de gozo ante el Señor, por causa de la abundancia de sus tiernas misericordias sobre ellos.

13 Y aconteció que salieron sobre la faz de la tierra, y empezaron a cultivar el terreno.

14 Y Jared tenía cuatro hijos; y se llamaban Jacom, y Gilga, y Maha, y Oríah.

15 Y el hermano de Jared también engendró hijos e hijas.

16 Y los aamigos de Jared y de su hermano eran en total unas veintidós almas; y también ellos engendraron hijos e hijas antes de llegar a la tierra de promisión; y así empezaron a ser numerosos.

17 Y se les enseñó a aandar humildemente delante del Señor; y también recibían binstrucción de lo alto.

18 Y aconteció que empezaron a extenderse sobre la faz de la tierra, y a multiplicarse, y a cultivar el terreno; y se hicieron fuertes en la tierra.

19 Y el hermano de Jared empezó a envejecer, y vio que pronto tendría que descender a la tumba; por tanto, dijo a Jared: Reunamos a nuestro pueblo para contarlo, a fin de saber qué desea de nosotros antes que bajemos a nuestra sepultura.

20 Y, consiguientemente, se hizo reunir al pueblo. Y el número de los hijos e hijas del hermano de Jared era veintidós almas; y el número de los hijos e hijas de Jared era doce, cuatro de ellos varones.

21 Y aconteció que contaron a los de su pueblo; y después de haberlos contado, desearon saber de ellos qué querían que ellos hicieran antes que descendiesen a la tumba.

22 Y sucedió que el pueblo les pidió que aungieran a uno de sus hijos para que fuese rey sobre ellos.

23 Y he aquí, esto los afligió. Y el hermano de Jared les dijo: Esto ciertamente aconduce al cautiverio.

24 Pero Jared dijo a su hermano: Permíteles tener rey. Y, por tanto, les dijo: Elegid un rey de entre nuestros hijos, al que queráis.

25 Y ocurrió que eligieron al primogénito del hermano de Jared; y su nombre era Pagag. Y aconteció que éste rehusó, y no quiso ser su rey. Y el pueblo quería que su padre lo obligara, mas su padre no quiso; y les mandó que nunca obligaran a nadie a ser su rey.

26 Y sucedió que eligieron a todos los hermanos de Pagag, y no quisieron aceptar.

27 Y ocurrió que tampoco los hijos de Jared quisieron, todos menos uno; y Oríah fue ungido para que fuera rey del pueblo.

28 Y empezó a reinar, y el pueblo comenzó a prosperar; y se hicieron sumamente ricos.

29 Y sucedió que murió Jared, y su hermano también.

30 Y aconteció que Oríah anduvo humildemente delante del Señor, y tuvo presente cuán grandes cosas el Señor había hecho por su padre, y también enseñó a su pueblo cuán grandes cosas el Señor había hecho por sus padres.


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CAPÍTULO 7


Oríah reina con rectitud—Se establecen los reinos rivales de Shule y Cohor en medio de la usurpación y las contiendas—Los profetas condenan la iniquidad y la idolatría del pueblo, que luego se arrepiente.

1 Y ocurrió que Oríah juzgó sobre la tierra con rectitud todos sus días, que fueron muchos.

2 Y engendró hijos e hijas; sí, engendró treinta y uno, de los cuales veintitrés eran varones.

3 Y aconteció que también engendró a Kib en su vejez. Y acaeció que Kib reinó en su lugar. Y Kib engendró a Corihor.

4 Y cuando Corihor tenía treinta y dos años de edad, se rebeló contra su padre, y fue y habitó en la tierra de Nehor; y engendró hijos e hijas, los cuales fueron muy bellos; por tanto, Corihor atrajo a muchos en pos de él.

5 Y cuando hubo reunido un ejército, subió a la tierra de Morón, donde habitaba el rey, y lo tomó cautivo, con lo cual se cumplió la apalabra del hermano de Jared de que serían conducidos al cautiverio.

6 Y la tierra de Morón, donde moraba el rey, estaba situada cerca de la tierra que los nefitas llamaban Desolación.

7 Y sucedió que Kib vivió en el cautiverio, así como su pueblo, bajo su hijo Corihor, hasta llegar a una edad muy avanzada; no obstante, Kib engendró a Shule en su vejez, mientras todavía se hallaba cautivo.

8 Y sucedió que Shule se enojó con su hermano; y Shule se hizo fuerte, y llegó a ser potente en cuanto a la fuerza del hombre; y también fue potente en criterio.

9 Por tanto, fue a la colina de Efraín, donde fundió mineral de la colina, e hizo espadas de acero para aquellos que había llevado tras de sí; y después que los hubo armado con espadas, volvió a la ciudad de Nehor y presentó batalla contra su hermano Corihor; y por este medio conquistó el reino, y lo restituyó a su padre Kib.

10 Y por esto que Shule había hecho, su padre le confirió el reino; por tanto, empezó a reinar en lugar de su padre.

11 Y aconteció que juzgó con justicia; y extendió su reino sobre toda la faz de la tierra, porque el pueblo se había hecho sumamente numeroso.

12 Y sucedió que Shule también engendró muchos hijos e hijas.

13 Y Corihor se arrepintió de los muchos males que había cometido; por tanto, Shule le dio autoridad en su reino.

14 Y aconteció que Corihor tuvo muchos hijos e hijas; y entre los hijos de Corihor había uno que se llamaba Noé.

15 Y sucedió que Noé se rebeló en contra del rey Shule, y también contra su padre Corihor, y se atrajo a su hermano Cohor, y también a todos sus hermanos y a muchos de los del pueblo.

16 Y aconteció que presentó batalla contra el rey Shule, en la que conquistó la tierra de su primera herencia; y se hizo rey de esa parte de la tierra.

17 Y sucedió que de nuevo combatió al rey Shule; y tomó a Shule, el rey, y lo llevó cautivo a Morón.

18 Y sucedió que estando él a punto de quitarle la vida, los hijos de Shule entraron furtivamente de noche en la casa de Noé y lo mataron, y derribaron la puerta de la prisión, y sacaron a su padre, y lo colocaron sobre su trono en su propio reino.

19 Por lo que el hijo de Noé edificó su reino en su lugar; sin embargo, no obtuvieron más dominio sobre el rey Shule; y el pueblo que se hallaba bajo el gobierno del rey Shule prosperó grandemente y se hizo fuerte.

20 Y el país quedó dividido; y hubo dos reinos: el reino de Shule, y el reino de Cohor, hijo de Noé.

21 Y Cohor, hijo de Noé, hizo que su pueblo fuera a la batalla contra Shule, en la que éste los derrotó y mató a Cohor.

22 Y Cohor tenía un hijo llamado Nimrod; y Nimrod entregó el reino de Cohor a Shule, y halló gracia ante los ojos de Shule; por tanto, éste lo colmó de favores y obró en el reino de Shule según sus deseos.

23 Y en el reinado de Shule también llegaron entre el pueblo profetas, enviados del Señor, profetizando que las iniquidades y la aidolatría del pueblo estaban trayendo una maldición sobre la tierra, y que serían destruidos si no se arrepentían.

24 Y aconteció que el pueblo ultrajó a los profetas, y se burló de ellos. Y sucedió que el rey Shule sometió a juicio a todos los que injuriaban a los profetas.

25 Y expidió una ley por toda la tierra, la cual facultaba a los profetas para ir a donde quisieran; y a causa de esto se logró que el pueblo se arrepintiera.

26 Y por haberse arrepentido el pueblo de sus iniquidades e idolatrías, el Señor los perdonó, y empezaron otra vez a prosperar en la tierra. Y aconteció que Shule engendró hijos e hijas en su vejez.

27 Y no hubo más guerras en los días de Shule; y recordó las grandes cosas que el Señor había hecho por sus padres, trayéndolos a através del gran mar a la tierra prometida; de modo que juzgó con justicia todos sus días.


Para escuchar

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CAPÍTULO 8


Hay luchas y contiendas por el reino—Para matar al rey, Akish establece una combinación secreta regida por un juramento—Las combinaciones secretas son del diablo y causan la destrucción de las naciones—Se amonesta a los gentiles modernos en cuanto a la combinación secreta que procurará destruir la libertad de todas las tierras, naciones y países.

1 Y sucedió que Shule engendró a Omer, y éste reinó en su lugar. Y Omer engendró a Jared; y Jared engendró hijos e hijas.

2 Y Jared se sublevó contra su padre, y fue y habitó en la tierra de Het. Y sucedió que lisonjeó a muchos, por motivo de sus palabras astutas, hasta que hubo logrado la mitad del reino.

3 Y cuando hubo logrado la mitad del reino, le hizo la guerra a su padre, y llevó cautivo a su padre; y lo hizo servir en el cautiverio;

4 y en los días del reinado de Omer, éste permaneció cautivo la mitad de sus días. Y ocurrió que engendró hijos e hijas, entre ellos a Esrom y Coriántumr;

5 y éstos se enojaron en extremo por los actos de Jared, su hermano, al grado de que reunieron un ejército y le hicieron la guerra a Jared. Y aconteció que lo combatieron de noche.

6 Y sucedió que cuando hubieron destruido al ejército de Jared, estaban a punto de matarlo a él también; y les suplicó que no lo mataran, y que él entregaría el reino a su padre. Y sucedió que le perdonaron la vida.

7 Y Jared se apesadumbró en gran manera por causa de la pérdida del reino, porque tenía puesto el corazón en el reino y en la gloria del mundo.

8 Entonces la hija de Jared, siendo hábil en extremo, y viendo la tristeza de su padre, se propuso idear un plan mediante el cual devolvería el reino a su padre.

9 Ahora bien, la hija de Jared era sumamente bella. Y sucedió que habló con su padre, y le dijo: ¿Por qué está mi padre tan triste? ¿No ha leído él los anales que nuestros padres trajeron a través del gran mar? He aquí, ¿no hay en ellos una relación concerniente a los antiguos, de cómo por medio de sus aplanes secretos lograron reinos y gran gloria?

10 Ahora pues, envíe mi padre por Akish, el hijo de Kimnor; y he aquí, soy bella, y abailaré delante de él, y le agradaré, de modo que me deseará por esposa. Por tanto, si te pide que me des a él por esposa, entonces le dirás: Te la daré, si me traes la cabeza de mi padre, el rey.

11 Y Omer era amigo de Akish; por tanto, cuando Jared hubo mandado llamar a Akish, la hija de Jared bailó delante de él y le agradó, de tal modo que la deseó por esposa. Y aconteció que dijo a Jared: Dámela por esposa.

12 Y Jared le dijo: Te la daré si me traes la cabeza de mi padre, el rey.

13 Y sucedió que Akish reunió a toda su parentela en la casa de Jared, y les dijo: ¿Me juraréis que me seréis fieles en lo que exija de vosotros?

14 Y aconteció que todos le ajuraron por el Dios del cielo, y también por los cielos, y también por la tierra y por su cabeza, que el que se opusiera a la ayuda que Akish deseara, perdería la cabeza; y quien divulgara cualquiera de las cosas que Akish les diera a conocer, perdería la vida.

15 Y ocurrió que así se pusieron de acuerdo con Akish. Y él les administró los ajuramentos que fueron dados por los antiguos que también ambicionaban poder, juramentos que habían sido transmitidos desde bCaín, que fue asesino desde el principio.

16 Y los preservó el poder del diablo para administrar estos juramentos a los del pueblo, a fin de conservarlos en la obscuridad, para ayudar a quienes ambicionaran el poder a obtenerlo y a asesinar, y robar, y mentir, y cometer toda clase de iniquidades y fornicaciones.

17 Y fue la hija de Jared quien le puso en el corazón que indagara esas cosas de tiempo antiguo; y Jared lo puso en el corazón de Akish; por lo que Akish las administró a sus parientes y amigos, desviándolos por medio de lisonjeras promesas para que hicieran cuanto él deseaba.

18 Y aconteció que formaron una acombinación secreta, tal como los de tiempo antiguo, la cual combinación es lo más abominable y perverso sobre todas las cosas, a la vista de Dios;

19 porque el Señor no obra por medio de combinaciones secretas, ni quiere que los hombres viertan sangre, sino que lo ha prohibido en todas las cosas, desde el principio del hombre.

20 Y yo, Moroni, no escribo la manera de sus juramentos y combinaciones, porque se me ha hecho saber que existen entre todos los pueblos, y se hallan entre los lamanitas;

21 y han causado la adestrucción de este pueblo del cual ahora estoy hablando, y también la destrucción del pueblo de Nefi.

22 Y cualquier nación que favorezca tales combinaciones secretas para adquirir poder y riquezas, hasta que se extiendan sobre la nación, he aquí, será destruida; porque el Señor no permitirá que la asangre de sus santos, que fuere vertida por ellos, clame siempre a él desde el suelo pidiendo bvenganza, sin que él los vengue.

23 Por lo tanto, oh gentiles, está en la sabiduría de Dios que se os muestren estas cosas, a fin de que así os arrepintáis de vuestros pecados, y no permitáis que os dominen estas combinaciones asesinas, que se instituyen para adquirir apoder y riquezas, ni que os sobrevenga la obra, sí, la obra misma de destrucción; sí, aun la espada de la justicia del Dios Eterno caerá sobre vosotros para vuestra derrota y destrucción, si permitís que existan estas cosas.

24 Por consiguiente, el Señor os manda que cuando veáis surgir estas cosas entre vosotros, que despertéis a un conocimiento de vuestra terrible situación, por motivo de esta combinación secreta que existirá entre vosotros; o ¡ay de ella, a causa de la sangre de los que han sido asesinados! Porque desde el polvo claman ser vengados de ella, y también de los que la establecieron.

25 Porque sucede que quien la establece procura destruir la alibertad de todas las tierras, naciones y países; y lleva a cabo la destrucción de todo pueblo, porque la edifica el diablo, que es el padre de todas las mentiras; sí, ese mismo embustero que bsedujo a nuestros primeros padres; sí, ese mismo mentiroso que ha provocado al hombre a asesinar desde el principio; que ha endurecido el corazón de los hombres al grado de que han asesinado a los profetas, y los han apedreado y desechado desde el principio.

26 Por lo tanto, se me manda a mí, Moroni, escribir estas cosas, para que sea destruido el mal, y llegue el tiempo en que Satanás ano tenga más poder en el corazón de los hijos de los hombres, sino que sean bpersuadidos a hacer el bien constantemente, a fin de que vengan a la fuente de toda rectitud y sean salvos.


Para escuchar

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CAPÍTULO 9


El reino pasa de uno a otro por descendencia, intrigas y asesinatos—Emer vio al Hijo de Justicia—Muchos profetas proclaman el arrepentimiento—Un hambre muy grande y serpientes venenosas afligen al pueblo.

1 Y ahora yo, Moroni, prosigo mi relación. Sucedió, pues, que a causa de las acombinaciones secretas de Akish y sus amigos, he aquí, derrocaron el reino de Omer.

2 No obstante, el Señor tuvo misericordia de Omer, y también de sus hijos e hijas que no procuraban su destrucción.

3 Y el Señor avisó a Omer en un sueño que saliera de la tierra; de modo que se alejó de la tierra con su familia, y viajó por muchos días, y pasó a un lado del cerro de aShim, y pasó por el sitio bdonde fueron destruidos los nefitas; y de allí se dirigió hacia el este, y llegó a un paraje llamado Ablom, a orillas del mar; y allí plantó su tienda, y sus hijos y sus hijas, y toda su familia también, salvo Jared y su familia.

4 Y aconteció que Jared fue ungido rey sobre el pueblo, por manos inicuas; y dio a su hija por esposa a Akish.

5 Y sucedió que Akish procuró quitarle la vida a su suegro; y se dirigió a aquellos a quienes había juramentado con el juramento de los antiguos, y le cortaron la cabeza a su suegro mientras se hallaba sentado sobre su trono dando audiencia a su pueblo.

6 Porque tan grande había sido la diseminación de esta inicua y secreta sociedad, que había corrompido el corazón de todo el pueblo; de modo que Jared fue asesinado sobre su trono, y Akish reinó en su lugar.

7 Y sucedió que Akish empezó a tener celos de su hijo; de modo que lo encerró en la prisión, y lo tuvo con poco o nada que comer, hasta que murió.

8 Y el hermano del que murió (y se llamaba Nimra) se irritó contra su padre por lo que había hecho con su hermano.

9 Y aconteció que Nimra juntó a un pequeño número de hombres y huyó de la tierra, y se fue a vivir con Omer.

10 Y sucedió que Akish engendró a otros hijos, y éstos se granjearon el corazón del pueblo, a pesar de que ellos le habían jurado cometer toda clase de iniquidades de conformidad con lo que él deseara.

11 Y los del pueblo de Akish codiciaban las riquezas, así como Akish ambicionaba el poder; por tanto, los hijos de Akish les ofrecieron dinero, por medio de lo cual se ganaron a la mayor parte del pueblo.

12 Y empezó a haber una guerra entre Akish y los hijos de Akish, la cual duró por el espacio de muchos años, sí, hasta la destrucción de casi toda la gente del reino, sí, todos salvo treinta almas y aquellos que huyeron con la familia de Omer.

13 Por tanto, Omer fue restituido a la tierra de su herencia.

14 Y sucedió que Omer empezó a envejecer; no obstante, en su vejez engendró a Emer; y ungió a Emer por rey para que reinara en su lugar.

15 Y después de haber ungido a Emer por rey, gozó de paz en la tierra por el espacio de dos años, y murió, habiendo visto días extremadamente numerosos, los cuales fueron llenos de angustia. Y ocurrió que Emer reinó en su lugar, y siguió los pasos de su padre.

16 Y el Señor de nuevo empezó a retirar la maldición de sobre la tierra, y la casa de Emer prosperó grandemente bajo su reinado; y en el espacio de sesenta y dos años se habían hecho fuertes en extremo, de modo que llegaron a ser sumamente ricos,

17 pues tenían toda clase de frutas y granos, y de sedas, y de lino fino, y de oro, y de plata, y de objetos preciosos;

18 y también todo género de ganado, de bueyes, y vacas, y de ovejas, y de cerdos, y de cabras, y también muchas otras clases de animales que eran útiles para el sustento del hombre.

19 Y también tenían acaballos y asnos, y había elefantes y curelomes y cumomes, todos los cuales eran útiles para el hombre, y más particularmente los elefantes y curelomes y cumomes.

20 Y así fue como el Señor derramó sus bendiciones sobre esta tierra, que era aescogida sobre todas las demás tierras; y mandó que quienes poseyeran la tierra, la poseyeran para los fines del Señor, o serían bdestruidos cuando hubiesen madurado en la iniquidad; porque sobre éstos, dice el Señor, derramaré la plenitud de mi ira.

21 Y Emer juzgó con rectitud todos los días de su vida, y engendró muchos hijos e hijas; y engendró a Coriántum, y ungió a Coriántum para que reinara en su lugar.

22 Y después que hubo ungido a Coriántum para que reinara en su lugar, vivió cuatro años, y gozó de paz en la tierra; sí, aun vio al aHijo de Justicia, y se regocijó, y se glorió en su día; y murió en paz.

23 Y acaeció que Coriántum anduvo por las sendas de su padre, y edificó muchas grandes ciudades, y administró lo que era bueno a su pueblo todos los días de su vida. Y sucedió que no tuvo hijos sino hasta una edad muy avanzada.

24 Y aconteció que murió su esposa, de ciento y dos años de edad. Y sucedió que Coriántum, en su vejez, tomó a una joven por esposa, y engendró hijos e hijas; y vivió hasta ciento cuarenta y dos años de edad.

25 Y aconteció que engendró a Com, y Com reinó en su lugar; y reinó cuarenta y nueve años, y engendró a Het; y engendró también otros hijos e hijas.

26 Y el pueblo se había extendido de nuevo sobre toda la faz de la tierra, y otra vez empezó a haber una iniquidad sumamente grande sobre la faz de la tierra; y Het comenzó a adoptar nuevamente los planes secretos de los tiempos antiguos, para destruir a su padre.

27 Y sucedió que destronó a su padre, pues lo mató con su propia espada; y reinó en su lugar.

28 Y de nuevo llegaron profetas a la tierra, proclamándoles el arrepentimiento, sí, que debían preparar el camino del Señor, o caería una maldición sobre la faz de la tierra; sí, que habría un hambre muy grande, en la que serían destruidos si no se arrepentían.

29 Pero el pueblo no creyó en las palabras de los profetas, sino que los echaron fuera; y arrojaron a algunos en fosos y los dejaron para que muriesen. Y aconteció que hicieron todas estas cosas según el mandato del rey Het.

30 Y ocurrió que empezó a haber una gran escasez en la tierra, y los habitantes empezaron a ser destruidos con suma rapidez por razón de la escasez, pues no había lluvia sobre la faz de la tierra.

31 Y también aparecieron serpientes venenosas sobre la superficie de la tierra, y envenenaron a mucha gente. Y sucedió que sus rebaños empezaron a huir de las serpientes venenosas hacia la tierra del sur, que los nefitas llamaban aZarahemla.

32 Y aconteció que muchos de ellos perecieron en el camino; no obstante, hubo algunos que huyeron a la tierra del sur.

33 Y ocurrió que el Señor hizo que no los persiguieran más las aserpientes, sino que obstruyeran el camino para que la gente no pudiera pasar, y para que cualquiera que intentara pasar, cayera por las serpientes venenosas.

34 Y sucedió que el pueblo siguió el rastro de los animales, y devoró los cuerpos muertos de los que caían por el camino hasta que los consumieron todos. Ahora bien, cuando los del pueblo vieron que iban a morir, empezaron a aarrepentirse de sus iniquidades, y a clamar al Señor.

35 Y aconteció que cuando se hubieron ahumillado suficientemente ante el Señor, él envió la lluvia sobre la faz de la tierra; y el pueblo comenzó a revivir, y empezó a haber frutos en las tierras del norte, y en todas las tierras circunvecinas. Y les mostró el Señor su poder para librarlos del hambre.