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CAPÍTULO 6
Los vientos impelen los barcos jareditas a la tierra prometida—El pueblo alaba al Señor por su bondad—Oríah es nombrado rey—Mueren Jared y su hermano.
2 Porque sucedió que después que el Señor hubo preparado las apiedras que el hermano de Jared había llevado al monte, el hermano de Jared descendió del monte, y colocó las piedras en los barcos que se habían preparado, una en cada extremo; y he aquí, dieron luz a los barcos.
3 Y así hizo el Señor que las piedras brillaran en las tinieblas para dar luz a los hombres, mujeres y niños, a fin de que no atravesaran las grandes aguas en la obscuridad.
4 Y sucedió que cuando hubieron preparado todo género de alimentos, para que con ellos pudieran subsistir sobre las aguas, así como alimentos para sus rebaños y hatos, y cualquier bestia o animal o ave que llevasen consigo, he aquí, cuando hubieron hecho todas estas cosas, entraron en sus naves o barcos y se hicieron a la mar, encomendándose al Señor su Dios.
5 Y ocurrió que el Señor Dios hizo que soplara un viento afurioso sobre la superficie de las aguas, hacia la tierra prometida; y así fueron echados de un lado a otro por el viento sobre las olas del mar.
6 Y aconteció que muchas veces fueron sepultados en las profundidades del mar, a causa de las gigantescas olas que rompían sobre ellos, y también por las grandes y terribles tempestades causadas por la fuerza del viento.
7 Y sucedía que, cuando eran sepultados en el abismo, no había agua que los dañara, pues sus barcos estaban aajustados como un bvaso, y también estaban ajustados como el carca de Noé; por tanto, cuando los envolvían las muchas aguas, imploraban al Señor, y él los sacaba otra vez a la superficie de las aguas.
8 Y ocurrió que el viento no dejó de soplar hacia la tierra prometida mientras estuvieron sobre las aguas; y de este modo fueron impelidos ante el viento.
10 Y así fueron impulsados hacia adelante; y ningún monstruo del mar podía despedazarlos, ni ballena alguna podía hacerles daño; y tenían luz continuamente, así cuando se hallaban encima del agua como cuando estaban debajo de ella.
12 Y desembarcaron en las playas de la tierra prometida. Y al pisar sus pies las playas de la tierra prometida, se postraron sobre la faz de la tierra y se humillaron ante el Señor, y vertieron lágrimas de gozo ante el Señor, por causa de la abundancia de sus tiernas misericordias sobre ellos.
16 Y los aamigos de Jared y de su hermano eran en total unas veintidós almas; y también ellos engendraron hijos e hijas antes de llegar a la tierra de promisión; y así empezaron a ser numerosos.
17 Y se les enseñó a aandar humildemente delante del Señor; y también recibían binstrucción de lo alto.
18 Y aconteció que empezaron a extenderse sobre la faz de la tierra, y a multiplicarse, y a cultivar el terreno; y se hicieron fuertes en la tierra.
19 Y el hermano de Jared empezó a envejecer, y vio que pronto tendría que descender a la tumba; por tanto, dijo a Jared: Reunamos a nuestro pueblo para contarlo, a fin de saber qué desea de nosotros antes que bajemos a nuestra sepultura.
20 Y, consiguientemente, se hizo reunir al pueblo. Y el número de los hijos e hijas del hermano de Jared era veintidós almas; y el número de los hijos e hijas de Jared era doce, cuatro de ellos varones.
21 Y aconteció que contaron a los de su pueblo; y después de haberlos contado, desearon saber de ellos qué querían que ellos hicieran antes que descendiesen a la tumba.
22 Y sucedió que el pueblo les pidió que aungieran a uno de sus hijos para que fuese rey sobre ellos.
23 Y he aquí, esto los afligió. Y el hermano de Jared les dijo: Esto ciertamente aconduce al cautiverio.
24 Pero Jared dijo a su hermano: Permíteles tener rey. Y, por tanto, les dijo: Elegid un rey de entre nuestros hijos, al que queráis.
25 Y ocurrió que eligieron al primogénito del hermano de Jared; y su nombre era Pagag. Y aconteció que éste rehusó, y no quiso ser su rey. Y el pueblo quería que su padre lo obligara, mas su padre no quiso; y les mandó que nunca obligaran a nadie a ser su rey.
27 Y ocurrió que tampoco los hijos de Jared quisieron, todos menos uno; y Oríah fue ungido para que fuera rey del pueblo.
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